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instrcciones al levatarse de la cama

Instrucciones al levantarse de la cama Cabe destacar que pocas cosas son tan monótonas o mejor dicho autómatas como el levantarse de la cama. Casi todos nos enfrentamos al penoso afán de tener que apoyar los pies y empujar en dirección perpendicular u oblicua dependiendo la postura para finalmente enderezarnos. Pero pocos, quizás con suerte algunos, saben como realizarlo de manera exitosa sin perderse en el intento y volver a regodearse en cómodas cobijas. Lo primero es asegurarse en qué horario se está dando el acto. Dado que dependiendo de ello, esa tarea sera para descargar la vejiga, golosear con el antojo del postre que sobró o para lo que llamaremos obligación. Pero ¿Por qué definir esto es importante? Por que de ello dependerá cómo hacerlo. No es lo mismo realizarlo con el afán de una vejiga que explota que con el apuro de haber apagado más de una vez el despertador. Tampoco, y eso es dimensionalmente distinto, con el sigilo con que uno se desprende de las frazadas, para no aler

Rastros

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                  Rastros En el mantel  mancha de vino, la copa soporte de un beso perdido. El potus, en su vigilia obligatoria se alimenta de exhalaciones agitadas. Noches mojadas  esperados amaneceres. La oleada rojo fuego traspaso mi cama dejando a su paso huellas por donde volver a caminar

Deshilachado

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                Deshilachados El danzar del hilo cuelga de la remera. deshilachada lágrima en su mejilla rosa Manos que deshacen hojas secas. Pisada que toma el barro El niño tira del carro y aprieta su lengua el basurero del frente le dará las cenas.

Caen lanzas y flechas

Caen lanzas y fleclhas La hormiga se empodera, arrastra al hormiguero mucho más que hojas Las compañeras caídas esperan que no se conforme: que lleve la rama, el tronco, el árbol, la fuerza... ya caminó valles y muchos caminos de lava   Es dueña, ya no la pisan ya no la queman

La importancia de una sonrisa

La importancia de una sonrisa Aurelio era el raro de la familia, en todas hay quien lleva ese título y la familia Salazar no era la excepción, tenía su raro. Fue el de pésimas calificaciones, el ausente, el de quien todos hablaban a lo bajo y con falsa compasión. No faltaba quien en las reuniones familiares lo descalificara diciéndole -Vos pendejo cuando vas a ser normal- Pero él solamente vivía, con sus amigos que a veces lo ponían nervioso pero también le daban alegría, aunque eran de esos amigos a los que solo él veía y escuchaba. Para sus 23 años ya había pasó por más de un hospicio, los chalecos químicos le eran normales, la baba cayendo por un costado de su boca eran una imagen recurrente. Algún Domingo lo visitaba su mamá, quien le llevaba ropas que recogió de alguna iglesia y que de seguro vistieron a otros personajes más importantes o al menos normales pero ahora eran él descarté, ese descarte que él merecía tener, porque ¿Qué más era si no el basurero de la familia y el de un